Es un choque cultural —una fractura transatlántica— y quizá generacional. Como si el fantasma de lo políticamente correcto, que en Francia se identifica a menudo con lo anglosajón, amenazase uno de los santuarios del espíritu francés y su literatura: el Goncourt.
El uso de un editor encargado de evitar ofensas a minorías por parte de un nominado quebequés aviva en Francia el temor a prácticas culturales de EE UULeer más