Una mujer y su hijo convencían a sus víctimas de ingresar en una nueva empresa, para lo cual debían comprar acciones por un valor de 200, 400 o 3600 dólares, con la promesa de que generarían una rentabilidad de entre el 5% semanal y el 20% mensual. Tenían pedido de captura internacional.Una mujer y su hijo convencían a sus víctimas de ingresar en una nueva empresa, para lo cual debían comprar acciones por un valor de 200, 400 o 3600 dólares, con la promesa de que generarían una rentabilidad de entre el 5% semanal y el 20% mensual. Tenían pedido de captura internacional.Leer más