No es exagerado afirmar que Carlos Muñoz de Pablos habla con el vidrio. A él ha consagrado su vocación de artista, y viendo su casa-taller en su Segovia natal, muy cerca del Alcázar —cuyas vidrieras ha renovado desde mediados de los cincuenta—, se constata que vive para este material duro y a la vez tan frágil. “Su naturaleza está definida por su estructura física, por eso es fundamental saber dialogar con ella y convertirla en aliada de ideas y emociones propias”, dice. Académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, este “pintor vidriero”, como se define, ha cumplido 85 años, y subraya que no quiere “perder el tiempo”: dibuja, pinta y trabaja en los encargos recibidos junto con dos de sus hijos, Pablo y Alfonso, licenciados en Bellas Artes, con los que creó a finales de los noventa la empresa familiar Vetraria.
El futuro de la vidriera
Muñoz de Pablos explica que «el presente y futuro de la vidriera depende del vidrio plano de color y, muy especialmente, del vidrio soplado». «Su escasa demanda ha reducido su producción, su variedad y calidad. Estos vidrios son el soporte imprescindible de las vidrieras de calidad. Se pueden suplir por vidrios seriados producidos industrialmente, de mayor perfección mecánica pero menos expresivos. Tendríamos que crear con ellos una estética nueva y actual».
El gran maestro en España de una disciplina creativa en desaparición, de 85 años, ha iluminado con su arte el interior de catedrales, iglesias y edificios públicos de todo el paísLeer más