Cada mañana, de manera metódica, y a diferentes horas de la tarde, dos empleados de limpieza pasan la aspiradora por la alfombra roja de Cannes. Cada día se cambia su cuerpo central, el más baqueteado por las pisadas, el del tono rosso —los laterales son rojo teatro—, en especial por los stilettos, y se recicla. Da igual que llueva o que el sol atice en la entrada del Palacio de festivales: esa entrada techada, con focos que permiten la perfecta iluminación para los retratos, alberga cada jornada dos o tres alfombras rojas, un compendio de actuaciones, postureo, grandes inversiones de marcas de moda y joyería, modelaje y, de vez en cuando, de cine. Sesenta metros para la gloria, sin los cuales el festival de Cannes no alcanzaría el eco mundial que disfruta durante dos semanas de mayo desde 1946.
Cada día se celebran dos o tres entradas de gala al palacio de festivales, un evento que reúne famoseo, modelos y cineastas y en el que se vuelcan las grandes marcas de moda y joyeríaLeer más