David Fideler, filósofo y divulgador científico norteamericano, sostiene que la física moderna nació de la tradición teológica aplicada a la interpretación del mundo. Según dicha tradición, Dios estableció unas leyes científicas; pautas mecánicas que subyacen en el universo y que mueven el mundo como un reloj cósmico.
La polémica que estamos viviendo acerca de esta tecnología hunde sus raíces en una cosmovisión medievalista que posteriormente recogió Descartes y que influyó en la visión científica de los tiempos modernos