Alemania se marcó un tanto el año pasado cuando decidió restituir los célebres bronces de Benín al país del que fueron expoliados por los colonizadores europeos a finales del siglo XIX. Berlín se convertía así en modelo para el resto de capitales que poseen y exhiben arte colonial usurpado, que se vieron presionadas a seguir el mismo camino. Ahora, sin embargo, surgen dudas y asoma la preocupación en Alemania por el destino final de uno de los mayores tesoros artísticos de África. La noticia de que las piezas —relieves y esculturas fabricadas entre los siglos XIII y XVIII con diversos materiales, sobre todo latón, pero conocidas en su conjunto como bronces— van a pasar a manos privadas ha generado un enorme revuelo que ha trascendido los círculos culturales y se ha colado en la discusión política.
La decisión del Gobierno del país africano de transmitir la propiedad del millar de piezas al heredero de la antigua familia real caldea el debate sobre las condiciones de la devolución del arte colonial expoliadoLeer más