Los asistentes de voz como Siri, Alexa, Ok Google o Bixby son, principalmente, reproductores de música fáciles de utilizar, ágiles respondedores sobre cuestiones simples, marcos de fotos digitales (los que tienen pantalla), un despertador o un interruptor. Pero estas funciones, que también se pueden realizar con los teléfonos móviles, no garantizan por sí solas su viabilidad futura. Uno de los pilares de su desarrollo era el comercio por voz (voice commerce), un sector que la consultora Nielsen vaticina que supondrá el 2% de las compras en 2025. A la espera de que se consolide esta opción, las grandes tecnológicas, como Google, Microsoft, Samsung, Meta o las empresas de Elon Musk, se han fijado en las posibilidades que puede aportar la inteligencia artificial generativa a sus productos. El gigante Amazon tiene una estrategia propia: utilizar esta nueva herramienta para convertir a Alexa en el centro del hogar, en el punto de conexión de todos los electrodomésticos, en el ordenador de acciones cotidianas y rutinarias, en una mayordoma.
Amazon trata de relanzar su asistente de voz mientras otros gigantes también aceleran la carrera por incorporar la nueva tecnología a todos sus productos