Todos los seres humanos comparten una certeza: morirán, tarde o temprano. No saben, eso sí, ni cuándo ni cómo. Jack espera, por lo menos, irse antes de su adorada esposa, Babette. Aunque ella le quiere tanto que desea justo lo contrario. Amor verdadero, del bueno. Parece que la despedida final sea la única, remota, preocupación de su aburguesada familia, extraña pero feliz. Hasta que en el horizonte de los protagonistas de White Noise se levanta un temor más inmediato: una mancha tóxica en el cielo. Aparecen, pues, mascarillas en la pantalla, como en las butacas. Porque cambia la catástrofe, pero la sensación resulta conocida para cualquier espectador. Igual que los temas que atraviesan la película de Noah Baumbach, que ha inaugurado hoy miércoles el concurso del 79º festival del cine de Venecia: la desinformación, los movimientos de masas, el capitalismo, la medicina alternativa o la salud mental. Ha sido recibida con cierto consenso positivo. Por sus méritos. Y, quizás, porque los asistentes a la Mostra son cinéfilos, pero sobre todo personas vivas y frágiles. Como cualquiera.
La película ‘White Noise’, de Noah Baumbach, acogida con cierto consenso positivo, adapta una novela de Don DeLillo para reflexionar sobre catástrofes, medicina, miedos y desinformaciónLeer más