Cuando Claude Monet (1840-1926) estaba en sus últimos años de vida, confesó que se había convertido en artista gracias a las flores. Jardinero y horticultor entregado, los cuadros de paisajes del gran pope del impresionismo son un ejemplo de experimentación que después serviría de inspiración para los demás impresionistas, los posimpresionistas y las vanguardistas de principios del siglo XX. En jardines salvajes o perfectamente delineados se metieron, literalmente, Paul Klee, Emil Nolde, Gustav Klimt, Vassily Kandinsky o Henri Matisse.
Una de las exposiciones del verano confronta a dos artistas que no se conocieron pero compartían su gusto por la vegetación como fuente inspiradoraLeer más