A finales de la década de los ochenta, Carmen Álvarez-Coto (Madrid, 64 años) era una pintora cotizada y aplaudida por los especialistas. El crítico Francisco Calvo Serraller exaltaba en un suplemento Artes de 1986 la atmósfera expresionista y la misteriosa belleza de su obra, así como la inusual calidad artística de su colorista forma de entender el expresionismo abstracto. Por entonces había expuesto en la Fundación Joan Miró (Barcelona) o en el Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid). Fuera, había participado en colectivas en Toulouse, Ámsterdam, Niza, Nápoles, Viena o París. Con sus galeristas, primero Fúcares y luego Gamarra y Garrigues, asistió a Arco y a otras ferias internacionales donde sus cuadros de grandes formatos y a todo color recibieron la atención de los coleccionistas.
La artista madrileña, que triunfó en los años ochenta con cuadros de gran formato y mucho color, convierte el monasterio del Paular en un gigantesco mural expresionista en el que repasa su obraLeer más