De pequeño, Friedrich Wilhelm Murnau soñaba con ser como Gustav Mahler. En Nosferatu, el clásico del cine mudo que marcó el camino de las películas de vampiros y del que este año se cumple el centenario de su estreno, se le nota esa vocación hasta en el subtítulo: Sinfonía del horror. No fue la única vez. En su otra gran belleza, Amanecer (1927), Murnau optó por completar el título de forma similar: Sinfonía de dos personas. Y según Edgar G. Ulmer, que trabajó para él como diseñador de decorados y más tarde fue también director de cine, ambas las rodó su maestro con un metrónomo en la mano, aparato que sirve para medir el tempo de las composiciones musicales.
F. W. Murnau soñaba con ser Mahler y rodó su película de vampiros con un metrónomo para marcar el ritmo y muy atento a los sonidos y a la música que acompañaban ese universoLeer más