Hay librerías de segunda mano que venden los libros al peso: es una curiosa forma, indiscutiblemente científica, de valorar los volúmenes. Lo que no es tan común es valorar los libros, no por su peso, sino por su extensión. Podrían considerarse midiendo su lomo (por ejemplo, 1 milímetro / 50 céntimos) o, más fácil aún, contando el número de páginas. Al fin y al cabo, una de las variables físicas más características de un ejemplar, además de su volumen o peso, es su grosor: si tiene pocas páginas será un librito, si tiene miles, diremos que es un tochazo.
Un estudio basado en las listas de ‘The New York Times’ indica que la extensión de los libros más vendidos cada vez es menorLeer más