En el pasaporte no caben matices. Nacionalidad: italiana. Para todos. La mayoría, sin embargo, se siente y habla alemán. Su alma discrepa de la burocracia. Tanto que la propia región tiene dos nombres distintos, según quien se refiera a ella: Tirol del Sur, para los austriacos; Alto Adigio, para los que se consideran del belpaese. El resto de Italia se acuerda de esta extrañeza sobre todo durante los Mundiales de esquí o los Juegos Olímpicos Invernales: cuando suena el himno nacional, la medalla cuelga del cuello de atletas con rasgos arios y apellidos impronunciables para un vecino de Roma. Pero en la provincia de Bolzano, en el corazón de los Alpes, el choque se vive todos los días.
El periodista Guillermo Abril y el fotógrafo Carlos Spottorno investigan en el reportaje ilustrado ‘La falla’ el peculiar modelo de pragmatismo y convivencia que une dos identidades e idiomas en el Alto AdigioRead More